¿Padeces el Síndrome del Impostor?

Por: Regina Casanova

Hace algunos años me gradué de mis estudios de maestría en Georgia Southern University. Un sueño que había llevado conmigo por mucho tiempo, sin embargo, el día del evento cívico yo me sentía temerosa e insegura; dudaba de mi esfuerzo y de mi desempeño académico, a tal grado que me preguntaba qué estaba haciendo yo en ese lugar. 

No tenía ni idea del por qué tenía ese sentimiento y pensé que simplemente estaba triste porque mis padres no habían podido venir de México a acompañarme ese día tan especial para mí. Sentada en aquel auditorio donde se realizó el evento y portando la tradicional vestimenta de graduación – toga y birrete negros, la esclavina y la borla blanca. Como una niña asustada, sentía que todo era un disfraz. No podía entender por qué estaba tan ansiosa, cuando estaba a unos minutos de recibir mi diploma.

Días después de mi graduación, busqué libros que me ayudaran a entender esa falta de confianza. Para mi sorpresa, descubrí que estos pensamientos negativos y autodestructivos tienen un nombre que los expertos en psicología y profesionales en salud mental lo llaman el «Síndrome del Impostor».  

Después de leer e informarme con cantidad de conferencias de TED Talk, aprendí que el síndrome del impostor es un fenómeno que ocurre al 70% de personas, muchas de ellas profesionales, exitosas e inteligentes.  

Los desafíos que surgen cuando los «impostores» no reconocen sus fortalezas, son la pérdida de confianza y emociones negativas que nos impiden desarrollar nuestras habilidades y talentos. Manejar los síntomas es responsabilidad de cada uno, con la finalidad de crear una vida personal y profesional más productiva y satisfactoria.

Se pueden superar estas falsas creencias, confiar más en las habilidades propias y disfrutar de una carrera profesional exitosa aplicando estas 4 estrategias:

  1. Enfocarnos en los hechos. Las personas que padecen el síndrome del impostor a menudo piensan que su éxito es gracias a “la suerte”. Sin embargo, es importante evaluar nuestras propias habilidades y desempeño a través de una nueva perspectiva. 
  2. Romper con ideologías que nos limitan e identificar cuál es nuestro concepto de éxito. Muchas de nuestras limitaciones radican en ideas equivocadas y pueden ser nuestro mayor obstáculo. 
  3. Es importante ser consciente de nuestras fortalezas, saber que son reales, valiosas y útiles para una organización o comunidad.
  4. Hablar e interactuar con los demás. Las personas más competentes saben aprovechar sus fortalezas y la experiencia de otras personas. Es difícil compartir sentimientos de insuficiencia con los demás, pero pedir ayuda no es una debilidad, sino un gesto de humildad. Compartir nuestros sentimientos y pensamientos con alguien en quien podamos confiar, reduce considerablemente el estrés.

Invertir tiempo y energía en sanar nuestras emociones, traen consigo cantidad de beneficios a nuestra salud, asimismo al desempeño personal y profesional. Con aceptación, conciencia y apoyo mutuo, podemos utilizar nuestras habilidades y talentos para beneficiar y fortalecer a una organización y lograr nuestros propios objetivos con dignidad y liderazgo.

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