Por: Marle Fabiola González
Euneli llega 9 años atrás, sin un plan y con su familia. Le toco luchar con un principio muy fuerte, desde no encontrar que hacer hasta una lucha emocional y física por graves problemas de salud a los que se enfrentó en los primeros años estando en Estados Unidos.
Ella finalmente consigue un trabajo administrativo y estable en una oficina mientras su esposo seguía haciendo trabajos a destajo. Pero al pasar 3 años, y cuando ya contaban con la tranquilidad de una estabilidad cambian la estructura de la compañía y Euneli pasa a Atención al cliente, y no fue el hecho de cambiar su posición, sino que en esta nueva función debía hacer algo que iba en contra sus valores y su ética mentirle al cliente.
Tras conversarlo con su esposo y con el mayor temor del mundo, decide renunciar y aportar a sus creencias, y aunque estarían los dos sin empleo confiaban plenamente que si Dios los había traído hasta aquí no era para sufrir, sino para salir adelante, y solo debían tener fe en él.
Era la época decembrina y decidieron cocinar ellos mismos las Hallacas (plato tradicional venezolano) para las festividades de navidad y año nuevo, hicieron para ellos y algunos familiares ay amigos y allí comenzó todo.
A la gente les gusto tanto su sazón que empezaron a preguntarles si hacían también otro tipo de platillos, Euneli y Andrés ya contaban con la experiencia en la cocina, ella porque ayudaba a su papá Euclides Vincero quien era dueño de un restaurante en Venezuela, y el por su experiencia de trabajo en Estados Unidos. Así que comenzaron a trabajar en la logística de ir comprando poco a poco los equipos e implementos que necesitaban. En una feria Internacional realizada por el colegio de su hijo en donde ellos llevaron platos típicos de Venezuela, conocieron a una de sus principales clientas, quien quedo tan fascinada con su comida que les ofreció manejar todo el banquete en la fiesta de los 50 años de su esposo, ¡y así lo hicieron! Los maracuchos, como los empezaron a llamar debido a su gentilicio, cocinaron desde el Pastel, los pasabocas o pasapalos, el plato principal y además se encargaron de la decoración de todo el buffet.
Se fueron conociendo entre la comunidad, y ellos idearon hacer un menú especial cada viernes y ofrecerlo entre sus amigos y conocidos con “comida fresca con sabor de hogar”, los clientes ordenaban y luego iban a retirar la comida en su casa. Allí se les presenta el primer problema, los clientes comenzaron a solicitarles el permiso de comer allí para comer calientito y recién hecho y ellos accedieron en la mayoría de los casos, pero cada vez iba mas y mas gente, que ya no cabían en su sala así que decidieron comprar sillas y mesas y colocarlas en el Garaje para atender a la clientela que cada fin de semana se sumaba en busca de su comida.
Inevitablemente, el espacio se les hizo pequeño de nuevo y fue allí cuando decidieron buscar un local comercial para atender cómodamente a sus clientes y amigos.
A pesar de que Euneli siempre oraba a Dios para que le diera la oportunidad de encontrar un local hoy se sienten agradecidos que Él les haya dado más de lo que pidieron, ganaron la licitación para manejar la concesión de un restaurante dentro de las instalaciones de un hotel y esto les permite llevar su comida al mundo porque al hotel llegan huéspedes de diferentes países de todos los continentes.
“Llevar tu comida, tu tradición, tus sabores a otros paladares es emocionante y para mi importante porque siento que estoy haciendo algo por mi gente, por mi país”.
¿Como es ser mamá y empresaria?
“Manejar un negocio es difícil, especialmente un restaurante que abre desde la mañana hasta la noche, es muy duro dejar a mi hijo todo el día solo, él llega de la escuela y nosotros estamos pendiente por teléfono de sus tareas, actividades y de sus necesidades.
Cuando abrimos el restaurante el estaba de vacaciones y trabajo todo un mes con nosotros, nos apoya muchísimo, sabe como es el trabajo y que es por el bienestar de la familia, así lo entiende gracias a Dios. Pero igual a veces es duro hacerlo pasar por ese sacrificio”.
¿Qué puedes recomendarles a otras mujeres?
“Que hay que tener fe en Dios ante todo, saber que si se puede, no rendirse, centrarse en lo que quieres hacer y siempre buscar las oportunidades, y muy importante, nunca decir no puedo, siempre hay algo que hacer.
Finalmente ser humilde y fe en Dios, con eso lograras los planes que Dios tiene para tu vida”.