La Resolución de Conflictos.

Por: Regina Casanova.

¿Qué significa la palabra «conflicto»? Cuando escuchamos acerca de un «conflicto» inmediatamente pensamos en problemas, ya sea con alguien de la familia, un amigo o un compañero de trabajo. Nuestra tendencia es hacer cualquier cosa para evitarlos. Sin embargo, muchos de los que hemos enfrentado en nuestra vida, han sido grandes oportunidades de crecimiento personal, y se convierten también en lecciones de vida, puesto que nos ayudan a aprender y generan cambios en nuestras acciones y actitudes.

Si todo fuera paz y armonía, francamente no creo que eso ayudaría a transformar nuestras ideas y pensamientos. Vivimos en un mundo de diferencias y somos personas únicas, incluso dentro de nuestra familia. Como seres humanos que somos, tenemos distintos temperamentos y diferencias de opinión.

Los conflictos no son necesariamente algo malo, especialmente cuando se saben manejar, debido a que nos brindan la oportunidad de mejorar nuestra conducta. La palabra resolución significa «encontrar una respuesta», por lo tanto, la resolución de conflictos requiere de preparación y planificación. Aprender a negociar y responder adecuadamente a los conflictos, impulsa nuestro crecimiento personal y tranquilidad interna.

Los conflictos no se pueden resolver hasta que son aceptados y reconocidos como tal. Las personas involucradas en un conflicto deben admitir que hay un problema y buscar sus causas. Para llegar a la raíz del problema es necesario hacer una búsqueda, preguntar y examinar la información. Estos son algunos consejos de los expertos para la resolución de conflictos en nuestra vida diaria.

1. Fomentar el diálogo: Intercambiar nuestros puntos de vista sin ponernos a la defensiva. Una conversación flexible es importante para que todos los involucrados participen y aporten sus sugerencias.

2. Comprender los hechos: Para resolver un conflicto es necesario profundizar en el problema y buscar más información. Rara vez contamos con toda la información necesaria para resolver un problema desde el principio. Es posible que tengamos que recopilar datos para comenzar el proceso de resolución y poder resolver el conflicto.

3. Comprender el punto de vista de los demás. Es difícil ponerse en los zapatos de la otra persona, pero es necesario entender su forma de percibir los hechos. Para hacer esto, es necesario hacer preguntas y escuchar lo que esa persona tiene que decir. Esto nos da una mejor idea de su postura y de cómo percibe su realidad.

4. Compartir información: resolver conflictos requiere que ambas partes se abran y proporcionen sus ideas para que de esta forma ayuden a aclarar sus diferencias. La clave aquí es ser lo más honesto y abierto posible con el fin de que los problemas se aclaren y puedan comenzar a resolverlos.

5. Escuchar. “La mayoría de las personas no escuchan con la intención de entender; escuchan con la intención de responder » – Stephen R. Covey.  Debemos escuchar y no estar esperando nuestro turno para hablar. Escuchar activamente nos garantiza que realmente estamos poniendo atención a la persona que habla. Este es un trabajo complicado y requiere práctica, pero es parte crucial de la resolución de conflictos. También es importante prestar atención al lenguaje corporal en cualquier discusión en persona, al igual que escuchar el tono de voz, especialmente si tenemos una conversación telefónica.

6. Las diferencias son importantes: nuestras diferencias son las que nos hacen únicos e interesantes. No permitamos que nuestras diferencias culturales nos limiten. Aprender de personas que son diferentes a nosotros nos enriquece y edifica.

 7. Enfrentar los estereotipos y suposiciones: No es posible cambiar la ideología y las creencias de otras personas, sin embargo, abordar un comportamiento irrespetuoso es algo que todos podemos hacer. Es importante abordar los estereotipos y suposiciones, especialmente cuando escuchamos comentarios que son ofensivos y despectivos a la dignidad de una persona. Las bromas raciales, la burla y el acoso a las personas es algo vergonzoso para todos y solo causan resentimiento.

8. Formar equipos y establecer alianzas: el conflicto no es algo malo, ya que siempre vamos a tener ideas diferentes. Sin embargo, necesitamos decidir cómo abordar nuestras diferencias. Debemos generar confianza mediante conversaciones honestas entre los miembros del equipo de trabajo o la familia. Cada uno de nosotros tiene algo único que aportar y esa es la clave para la resolución de problemas.

9. Establecer objetivos: una de las cosas más importantes que puede hacer un equipo de trabajo es establecer reglas y compromisos. Realizar este paso ayudará a garantizar que todos los miembros del grupo trabajen juntos de manera efectiva y, en la medida de lo posible, evitar conflictos. Cuando todos en el equipo se concentran en los resultados deseados y en lo que se necesita para tener éxito en el proyecto, los conflictos se minimizan.

10. Restaurar a la armonía. Es posible que algunas diferencias nunca se resuelvan, pero si podemos unirnos y reconciliarnos con aquellos con quienes diferimos. En otros casos, la resolución puede ser posible, lo cual nos ayuda a mantener y a cultivar una relación. Restaurar la armonía y darle solución a un problema nos abre la puerta a la unión entre dos o más personas, quienes por mutuo acuerdo deciden caminar juntas hacia un mismo objetivo.

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