«La Piernona»

Por: Alba Menoni de Domínguez / Health Coach y Fitness Instructor Certificada

Era la época de los años 90, cuando en mi país natal Venezuela se hizo famoso un merengue titulado “La Piernona” y cuando ese merengue se popularizó a través de la radio, comenzó literalmente mi liberación, puesto que desde pequeña en mi familia me apodaban “La Piernona” y para ese entonces yo no lo consideraba un halago sino más bien algo vergonzoso. 

Recuerdo que un sábado en el programa que transmitían por la tele en la tarde me dispuse rápidamente a ver el musical donde presentarían a “La Piernona”, quien para mi decepción, no era nada parecida a mí, sino más bien muy delgada pero curvilínea. De esa manera crecí sintiéndome realmente “La Piernona”, nada delgada por cierto… Mis piernas serían siempre mucho más anchas que las de las otras niñas de mi clase, aunque debo confesar que al pasar de los años eso no ha sido tan malo. Sigo siendo “La Piernona” a mucha honra.

Pero, ¿A qué viene todo esto? ¿Acaso existimos personas que nacemos con tendencia natural a engordar y nos engorda hasta el aire?  ¿Personas para quienes es más difícil bajar de peso? ¿En estos casos qué es lo que ocurre en nuestro organismo? ¿Por qué almacenamos más grasa en ciertas áreas? ¿Cómo podemos cambiar esto? 

A lo largo de mi carrera profesional en Nutrición y Fitness he podido observar que cada paciente es diferente. Por ejemplo, en mi caso específico, con 46 años de edad, una alimentación sana y la práctica frecuente y continua del ejercicio físico ha sido la clave para lograr mantener un peso saludable y un cuerpo definido, no como una dieta sino como un estilo de vida. En este sentido, una de las preguntas fijas que suelen hacerme mis pacientes es la siguiente: “¿Debo vivir el resto de mi vida comiendo sano y haciendo ejercicios?”.  Y mi respuesta suele ser siempre la misma: – ¡Sí! Nadie ha visto un cambio en su vida si continúa haciendo lo mismo, ¿O no?

Ahora bien, cuando hablamos de nutrición debemos nombrar algunos beneficios básicos que representa el comer sano, comenzando por el hecho de que “La nutrición es la medicina del futuro”, y esta frase tan acertada y verdadera me gusta tanto, que la he hecho mía. Si hoy cuidas lo que comes, mañana no padecerás ninguna enfermedad relacionada con una mala nutrición, como por ejemplo, hipertensión, diabetes, cardiopatías, síndrome metabólico, colesterol, triglicéridos altos y obesidad entre otras.  Otro de los beneficios de una nutrición sana es que ayuda a mantener nuestros músculos fuertes, previene la osteoporosis, mantiene la piel sana, fortalece el sistema inmunológico, regula el tránsito intestinal, mejora el estado de ánimo, reduce el estrés y mejora el rendimiento del cerebro, y otros beneficios. 

Lamentablemente, a la mayoría de las personas les cuesta iniciar, continuar y mantener esa ruta hacia la felicidad. Si, Leíste bien, hacia la felicidad… puesto que nutrirse y alimentarse bien, es conducirnos por la ruta de la felicidad, porque, ¿a quién no le gustaría llegar a sus 46 años de edad sin necesidad de tomar alguna medicina, sin tener que acudir al médico o a un institución clínica a menos que tenga que realizarse su chequeo anual? O, aún más, ¿Sin tener necesidad de tener que pagar una costosa prima de Seguro  debido a padecer algunas de las enfermedades citadas anteriormente?. Por las razones antes expuestas debemos ser conscientes que la buena alimentación no solo beneficia la prevención de enfermedades sino también a nuestro bolsillo, a nuestra economía. 

Como les mencioné al principio de este artículo, por cuanto en mi familia me llamaban “La Piernona”, yo no puedo dejar a un lado la práctica del ejercicio y los múltiples beneficios que me ha brindado a lo largo de mi vida, como es el fortalecimiento muscular y el fortalecimiento de los huesos, la prevención de caídas, el mejoramiento de mi salud cerebral, el buen estado de ánimo, la prevención de enfermedades como el cáncer, y, además, el aumento de la posibilidad de tener una larga vida, controlar mi peso y el mejoramiento de la salud sexual,  entre otros beneficios.

Ahora que tienes toda esta información, ¿Por dónde empezar? Empieza con metas alcanzables y a corto plazo para que no te desanimes en el camino ¿Qué tal empezar comiendo más frutas y vegetales, carnes magras cocinándolas en casa, comiendo menos harinas y azúcares?  

¿Qué tal empezar con actividades en el patio de la casa o en un parque conjuntamente con familiares y/o amigos, haciendo actividades que les diviertan y a la vez les ayuden a ejercitarse, como el baile, la bicicleta, la natación; o, como en mi caso, encender el equipo de sonido, poner mi música favorita y limpiar la casa bailando al ritmo de “La Piernona”, ¡¡”Piernona pa’ aquí, piernona pa’ allá, piernona pa’ lante, piernona pa’ tras!!?”… 

Existirán otras maneras en que la motivación nos impulse a caminar una milla extra, a subir las escaleras en vez de tomar el ascensor, a buscar el correo caminando en vez de ir en el automóvil, a salir a caminar con tu pareja a la luz de la luna, o con una amiga mientras conversan en vez de quedarte en casa sentado en el sofá viendo la televisión comiendo helado. Sea cual sea la motivación que encuentres, recuerda que cada paso cuenta y como dice Corintios 10:31 – “En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”.

Te invito a escribirme para que me cuentes tu experiencia a fin de compartirla con otras mujeres que como tú y como yo buscamos ser cada día más hermosas integralmente de adentro hacia afuera… ¡Para toda la vida!

¡Gracias por leerme! Hasta la próxima edición.

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Alba Menoni de Domínguez

Health Coach y Fitness Instructor Certificada

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