Por: Regina Casanova
Reconocer los méritos o cualidades de una persona es sumamente importante en las relaciones humanas. Valorar a alguien por su esfuerzo o los excelentes resultados obtenidos, no solo es alentador, sino que motiva a seguir trabajando arduamente. Un elogio es una expresión verbal que ayuda a continuar con las acciones y las actitudes positivas.
Muchos estudios demuestran que los seres humanos necesitamos sentirnos apreciados por nuestros compañeros de trabajo o las personas que son parte de nuestra vida. Valorarnos unos a otros en nuestro día a día es fundamental para generar confianza y fortalecer las relaciones interpersonales.
Asimismo, cuando aceptamos un elogio significa que valoramos el ser apreciados, es señal de confianza y destreza. Felicitar a nuestros amigos, compañeros de trabajo y miembros de nuestra familia debe ser un hábito, siempre y cuando sea de forma sincera. Resaltar las cualidades de los demás puede convertirse en una forma de vida si aprendemos a ofrecer cumplidos y a elogiar su dedicación.
A menudo no se necesita decir mucho para hacer sentir apreciado a alguien. Los actos de cortesía manifiestan respeto y consideración hacia las demás personas, tal como sonreír, recordar el nombre de alguien, vestirse bien para asistir a un evento especial o tomarse el tiempo para enviar una nota de agradecimiento. Todos estos son pequeños halagos que hacen sentir bien a quien que los recibe.
Estos son algunos aspectos que debemos tomar en cuenta para apreciar y valorar a las personas que nos rodean:
1) Sonreír de manera sincera y entusiasta a alguien, ya sea a un amigo o un extraño, demuestra que estamos abiertos a interactuar. Cuando saludamos a nuestros seres queridos o a los amigos con una sonrisa generosa, les comunicamos que estamos felices de verlos. Además, un dato curioso sobre el sonreír es que se ha demostrado que reduce el estrés, estimula el sistema inmunológico y disminuye la presión arterial. Pero sobretodo, nos hace ver más jóvenes y más atractivos.
2) Recordar los nombres de las personas con las que convivimos es una demostración de aprecio y estima. Una frase inspiradora de Dale Carnegie, «Recuerde que el nombre de una persona es para esa persona el sonido más dulce e importante en cualquier idioma.” Tener presente el nombre de alguien y llamarlo por su nombre es un elogio impresionante. Los seres humanos somos lo suficientemente importantes y valiosos como para no ser olvidados.
3) Escribir una nota de agradecimiento, una carta o una tarjeta de felicitación a alguien que sea importante para nosotros deberían ser un hábito y una costumbre de vida. La gratitud abre puertas en las relaciones interpersonales y nos ayuda a conectar con los demás tanto en lo laboral como en lo personal.
4) Vestir de acuerdo a la ocasión cuando somos invitados a alguna celebración. Esto puede sonar muy superficial, pero se trata de darle la importancia que merece a la persona que nos ha invitado. Cuidar la apariencia y esforzarnos por lucir de manera pulcra y arreglada, ya sea para una boda, un baby shower o una cena; ciertamente, son formas de mostrar respeto y seriedad a quien organiza el evento. No se requiere de una formalidad excesiva, sino de un empeño por lucir bien y conforme al acontecimiento; asimismo, enviamos un mensaje no verbal de apreciación y agradecimiento.
5) Hacer que los amigos se sientan como en casa cuando los invitamos a nuestros hogares. Si nosotros nos relajamos, les damos permiso a los demás de hacerlo también; por consiguiente, enviamos un mensaje de que nos agradan y que nos sentimos bien con ellos. Los mejores anfitriones son aquellos que hacen sentir a sus invitados tranquilos y sosegados. Hacen que las demás personas se sientan bienvenidas y les trasmiten que se alegran de verlas.
Por último, 5 elogios o “piropos” que nunca fallan en nuestras relaciones interpersonales:
- «Te ves muy bien»
- “Tienes muy buen gusto”
- «Tu casa esta hermosa»
- «Te ves muy saludable»
- «Tu hijo (hija) es maravilloso” / “Eres una Mamá (o Papá) excelente».