Carlos Fraga

Por: Marle Fabiola González

Profesor de Literatura y Periodista, en su creciente interés en la psicología humana se considera un apasionado por el bienestar, además de terapeuta y conferencista se ha dedicado a llevar su mensaje para inspirar y motivar a un mayor número de personas a través de sus múltiples actividades.

A pesar de los problemas en su país Venezuela, el continúa allí apostando por lo afectivo, reinventándose para seguir llevando a la gente su mensaje inspirador. Dentro de tantos cambios, el adaptarse no es fácil, pero considera que es muy productivo porque decidió vivir su vida haciendo solo las cosas que le apasionan reencontrando así, espacios, momentos, posibilidades, oportunidades para reinventarse y sacar cosas nuevas. Entre estas cosas nace Viaje de conciencia y propósitos, dos peregrinajes al año en donde acompaña a la gente en su transformación, es un trabajo muy intimo y muy rico profesional y espiritualmente.

Nos visita con su conferencia “Algo tiene que cambiar” donde muestra el camino a nuestra transformación.

¿De dónde sacas la energía para mantenerte motivado e inspirar a los demás?

“De muchas fuentes, es poner en práctica lo que le he dicho a otros, no te conectes con aquello que no puedas cambiar, la vida no se trata de lo que sucede sino de lo que hagas con lo que sucede, como una anécdota, déjala pasar, toma lo mejor de ella y sigue adelante. No te quedes en la emoción, lleva un equipaje ligero, lleno de posibilidades.

Cada vez que hay un momento de quiebre debemos preguntarnos: ¿y esto en que me va a transformar? Te puede transformar en un ser amargado, triste, o en un ser que da posibilidades a otros. Este ha sido mi caminar en una Venezuela tan difícil, accidentada y maltratada”.

¿Que puedes recomendar a los inmigrantes alrededor del mundo para lograr una paz espiritual y mental en este proceso de transformación?

“Emigrar es muy difícil porque es una ruptura con algo muy sagrado que llevas dentro que es la patria, la patria no es meramente una bandera, es algo orgánico, y cuando emigras el problema no es que te vaya bien o mal, sino que vas a hacer para restituirla, como vas a vivir ese duelo que, aunque no lo sientas así, está allí. Siempre les digo que estén muy pendientes de sí mismos, van a sociedades que lo emocional no es importante, entonces no podemos perder la esencia de ver esa posibilidad de haberte ido de tu patria en una posibilidad de reconstruirte, de hacerte de nuevo.

Y comenzamos a decir que nuestro país es el mejor país del mundo, y no es así. Creo que Venezuela no es, ni será, el mejor país del mundo…  ¡pero es mi país! Es mío y uno lo quiere y lo defiende. Lidiar con eso hace que tu transición sea más fácil”.

¿Qué consejo le das a la mujer hispana de hoy?

“La mujer hispana de hoy tiene un potencial enorme, tiene una capacidad enorme de logros, pero deben evitar los excesos, la mujer de los 90s nos dejo una estela de mujer sola muy fuerte porque fue una mujer que se volvió 4×4, de armas tomar, que se llevó el mundo por delante pero se quedó sola porque no hay hombre que se le pueda acercar, los hombres le tienen miedo a ese tipo de mujer y con toda la razón. Por otro lado, las mujeres tienden a hacerse indispensables, y eso es esclavitud, las mujeres deben ser más libres, más orgánicas, más ellas mismas y de allí nacen los emprendimientos, no se piensan, salen de ti y luego te toca pensar cómo hacerlos realidad.

No importa si eres madre, esposa y/o empresaria, lo que importa es que des lo mejor de ti, que estés en el aquí y ahora, y que todo eso forme parte de tu ser”.

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