Aury Daza. Una mujer con DIScapacidad

Por: Aury Daza

Una mujer crece con una disCAPACIDAD teniendo emociones altas de alegría y amor, y bajas de miedo y desprecio por la apariencia física.

Mi nombre es Aury Mariela Daza Caldera, 33 años, nací en Caracas Venezuela en el año 1987, con una disCAPACIDAD congénita de la falta del antebrazo izquierdo, a lo que los doctores llamaron Focomelia.

Mi familia se sorprendió porque no había nacido nadie dentro del núcleo familiar en estas circunstancias. Pero no dudaron ni un solo segundo en amarme tal cual como había llegado a este mundo. Ese fue mi pilar fundamental: el amor, el apoyo y la aceptación de mi familia.

Con ellos a mi lado no había burla ni chalequeo que doliera tanto, sin mentirles les admito que siempre dolía y molestaba un poco, pero con el amor incondicional con el cual me criaron, esas cosas que me hacían sentir un poco mal o me dolían, desaparecían rápidamente de mi mente y de mi corazón.

Les confieso que crecer con una disCAPACIDAD no fue fácil, indudablemente no puedo hacer a un lado la parte de la burla o el bullying. Vivía muchas situaciones incomodas día tras día, sin importar la hora, el lugar o las personas que me rodeaban. Pero allí eran donde entraban en acción mi familia, me decían: “tranquila mi niña no hagas caso de lo que te dicen o cómo te mira la gente, tú eres la princesa de la casa y nosotros te amamos mucho tal cual como eres”, eso sin duda alguna era lo que siempre escuchaban mis oídos y mi corazón.

Les voy a contar una pequeña anécdota (y tengo muchísimas) empezando a cursar el primer grado, sonó el timbre de ir al receso, en el patio del colegio había un parque, los niños estaban asombrados porque no era físicamente igual a ellos, me miraban con mucha extrañeza y de manera muy indiscreta, hasta me decían que era un monstruo y que me tenían miedo. Me pareció muy buena idea asustarlos a toditos sin que quedara un solo niño en el parque, eso me dio la oportunidad de reírme mucho, porque yo sabía muy bien que no era un monstruo y a la misma vez había logrado tener un recreo muy divertido disfrutando de todas las atracciones sin tener que esperar tomar un turno.

A mi corta edad miraba esas situaciones y podía salir de ellas sin dolor, mi disCAPACIDAD siempre he sacado de los momentos difíciles el lado positivo, y una buena sonrisa.

Posteriormente en la medida que fui madurando pude enseñar y demostrarles a mis compañeros que yo podía ser tan igual como ellos, aunque no fuera así físicamente.

Crecí siendo muy extrovertida, sin ningún tipo de timidez, sociable y segura de mí misma. Como decía mi abuela Aura, crecí convirtiéndome  en una mujer fuerte, de valores, una mujer que sabe que se va a tropezar y a caer muchas veces, pero con la misma fuerza de levantarse y seguir adelante.

Mi abuela y mi mamá querían que aparte de la escuela realizara actividades deportivas, es por eso que participé en actividades deportivas, natación paraolímpica, atletismo parolímpico y softbol para personas con discapacidad de miembros superiores representado a Venezuela, en esta última actividad estuve por 16 años llevando en alto el tricolor de mi país, siendo la primera mujer en Venezuela y la segunda a nivel mundial desempeñando esta actividad.

Esta etapa como todas las etapas de mi vida me dejaron muchas satisfacciones ya que pude demostrarle al mundo que, aun siendo una mujer con disCAPACIDAD, podía lograr todo lo que me propusiera, inclusive victorias en el ámbito deportivo.

No puedo terminar estas líneas sin confesarles que no solamente he logrado reconocimiento y trofeos deportivos, sino que también me he desarrollado en lo que yo considero mi mejor rol, el más maravilloso he importante en mi vida, ser madre de una niña de 2 años llamada Samantha Elena y de un niño llamado Christopher Alan. Todos se preguntaban cómo físicamente podría desenvolverme en la crianza y atención de mis hijos ¡con una sola mano! sin duda alguna que el instinto de madre siempre te va enseñando todo lo que necesitas y con respecto hacer las cosas con una sola mano, yo siempre busco la manera de hacerlas y cuando más difícil se me hacen, más empeño y dedicación le pongo para lograrlo.

Todo lo hago para dejarles un buen legado a mis hijos y a las personas que me rodean, los límites se los coloca uno mismo, porque todo, absolutamente todo lo que uno se propone, sin importar si tienes algún impedimento, igual lo puedes lograr siempre y cuando te lo propongas y lo desees de corazón, de esta manera lo lograrás.

Una mujer con disCAPACIDAD, puede crecer, superarse y triunfar sin ningún problema, a sabiendas que el límite es infinito.

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