Ada J. Ordoñez

Contadora y preparadora de impuestos, nace en el Salvador y llega a estados unidos a sus 14 años. A pesar de ser una adolescente cuando migró, no lamentó todo lo que había dejado atrás, sino que llego con la emoción y la alegría de ver de nuevo reunida a su familia.

Conoce a su esposo cuando estaba muy joven y se casa a los 18 años. En poco tiempo se convierte en mamá y a pesar de ser un cambio drástico en su vida, se dedico con mucha alegría a su nuevo hogar y a su familia.

Su interés por la contabilidad nace con la necesidad de apoyar a su esposo con las cuentas de su negocio de jardinería, por lo que decide estudiar para obtener un Associate Degree. Durante sus estudios sigue cumpliendo su rol de mamá, esposa, y además se dedicaba a trabajar tiempo parcial como asistente en una iglesia.

Gracias a que su esposo siempre se ocupó de proveer para el hogar, Ada decide quedarse en casa luego de obtener su título, pero continúa estudiando, capacitándose por su cuenta y practicando, haciendo la contabilidad y los impuestos de su hogar.

Su primera prueba llega al momento que le toca separarse de su esposo momentáneamente mientras el regresa a su país natal a resolver sus asuntos migratorios “Fue muy duro quedarme sola con mi hija y, además, mantener el negocio de jardinería que tenía mi esposo. Me tocó hacer todo ese trabajo físico, sin importar que hubiese días con lluvia, con extremo calor o frio, no podía parar necesitaba salir adelante por mi familia.”

Luego de 9 meses su esposo regresa, pero para ese momento Estados Unidos atraviesa por una dura recesión económica. Por lo que al irse cerrando las oportunidades de continuar con la jardinería deciden que era hora aprovechar el título y los conocimientos de Ada y es allí donde ella comienza a desarrollarse y crecer profesionalmente trabajando en una oficina de contabilidad.

Al mejorar la situación económica del país y una vez que el negocio de su esposo vuelve a hacer productivo nuevamente, Ada decide registrarse en Georgia State University para obtener su licenciatura. Durante sus años de estudios nacen sus otros 2 hijos y abre su propia oficina. Las distancias y el tiempo que debía dedicarle a su familia, hijos e ir todos los día a la oficina por su trabajo no funcionó, por lo que decide abrir su oficina en casa.

En septiembre del 2017 firma el contrato de renta por una nueva oficina, pocos días después recibe una de las peores noticias de su vida, la diagnostican con cáncer de mama. Su familia, en especial sus hijos fueron los que la mantuvieron de pie y con fuerzas para seguir adelante. Su fe es infinita y aunque a veces no entiende porque pasan las cosas confía y cree que Dios permite que algunas cosas sucedan para que se pueda cumplir su propósito.

Ada agradece el haber podido abrir su oficina antes de recibir la noticia, su trabajo fue un desahogo para ella, la mantuvo ocupada, le alivió el proceso y por algunos momentos las distrajo de su diagnóstico.

“La ayuda y el apoyo incondicional de mi esposo fue muy importante para mí, por otro lado, nunca me aleje de Dios, Él siempre estuvo presente, con mucha fe y mucho positivismo pude seguir… no podía parar, no me permitía parar, todas las madrugadas oraba y le pedía a Dios que me dejara vivir por mis niños que estaban chiquitos”.

Ahora Ada y su esposo se han convertido en una pareja exitosa y productiva, cada uno en su área, pero siempre juntos para atravesar con fe y amor cualquier prueba que les presente la vida. “Desde pequeña he trabajado mucho, el cáncer nos enseñó a valorar lo que tenemos y balancear mejor nuestro tiempo para dedicarle mas a nuestros hijos y a nuestro hogar. Nunca te des por vencido”

Fotografía: Sandra Madhere Studio.

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