Por: Vivi Flores.
A lo largo de la historia hemos comprobado como los pueblos y la gente han podido permanecer unidos en sus comunidades por el amor de los unos a los otros.
Las familias que se aman genuinamente han podido comprobar como a pesar de la adversidad o de las tormentas de la vida, han continuado unidas. En este mes en donde celebramos el amor, vale la pena meditar acerca de lo que el verdadero amor significa y el potencial que éste tiene para vencer los obstáculos más grandes que se nos puedan avecinar.
Primero comenzaremos definiendo lo que es el verdadero amor. Para esto debemos descartar lo que no es. Se ha dicho mucho en nuestras sociedades que el amor es un sentimiento profundo, o que es el más noble de los sentimientos o emociones, hemos oído mucho decir frases como: “siento que te amo”, o “no siento que te amo”, o “se me acabo el amor”, etc. Lo cierto es que el amor de verdad es algo que va más allá de una emoción o un sentimiento.
El verdadero amor se define como una decisión, siendo su máxima expresión la capacidad de entregarlo todo por su causa, hasta la vida misma. Es difícil pensar el dar la vida literalmente por alguien, y mucho menos por los enemigos. Pero Dios que es amor, fue el primero en demostrarlo, al enviar a su único Hijo al mundo para salvarlo de sus pecados, los cuales nos hacían enemigos de El. Aún así, El decidió amarnos y ¡qué manera de demostrarlo!
Al creer en Dios y abrazar sus principios y quien es El, me ayuda a procurar amar a mis semejantes de una manera diferente, ya no como un simple sentimiento que se desvanece ante una mínima ofensa, sino decidiendo concienzudamente vivirlo. En este sentido podemos preguntarnos día a día: ¿estoy amando como Dios me amó? ¿puedo mirar a mi prójimo más allá de sus defectos o pecados, como Dios lo hizo por mí?
Una de las cosas que me ayudan a decidir amar y a perdonar en el día a día como esposa, madre, hija, hermana, amiga, y servidora en mi comunidad es el gran poder que tiene el amor, es un poder que logra que las faltas de los otros queden reducidas, porque las cubre y las deja sin efecto dañino. Lograré más amando -decidiendo hacerlo- y aun perdonando, que criticando o juzgando. Una buena ilustración es el amor que las madres tienen por los hijos, ellos pueden portarse mal, pero su amor por ellos hará que les den muchas oportunidades más. Así nos ama Dios.
El verdadero amor tiene el potencial de existir por siempre, de manera que esto rompe con lo que se dice de que el amor se acaba. Hay mucha esperanza cuando nos proponemos conocer al verdadero amor, porque éste nunca deja de existir, es eterno y además logra que mis relaciones quebradas sean reconciliadas por el simple hecho de decidir seguir amando sin tomar en cuenta las fallas del otro.
Otra cosa para tomar en cuenta cuando decidimos amar de verdad es que, el amor verdadero no busca lo suyo, no es egoísta, más bien busca el bien del otro en todo tiempo; el amor verdadero no hace nada indebido, ni busca envanecerse, es mas bien un amor benigno, y sacrificado en favor del prójimo.
Imagínate poner esto en práctica en tu diario vivir, poco a poco la semilla del amor produciría un hermoso bosque de un fruto duradero que opacaría el jardín de hierbas malas que la falta de perdón, amargura, egoísmo, injusticias, entre otros males han hecho nido en los corazones. Mientras más decidamos vivir en el amor sincero, mayor será la cosecha. No nos cansemos de hacer el bien porque a su tiempo cosecharemos, si no nos damos por vencidos.
¡Que viva el Amor!